5 jun 2013

Los misterios de crear un personaje

¿Tienes una historia en la mente pero no sabes qué hacer con los personajes? ¿Se niegan a someterse a tu voluntad? ¿No sabes qué hacer? Respira hondo, concentrare, y lee estos consejos (aunque no soy, ni mucho menos, el gurú de cómo crear un personaje).

Evita, a toda costa, los personajes perfectos y sin ningún defecto a la vista. Y esto no quiere decir sólo físicamente, sino también en cuanto a personalidad… Todos sabemos que te encantaría crear a un personaje guapísimo, perfecto, que tenga mil virtudes y no se equivoque ni una sola vez, pero esos personajes a menudo resultan aburridos. La magia de un personaje, está, precisamente, en su equilibrio: sus puntos flacos contra sus virtudes, sus defectos contra sus mejores atributos… En resumen, en sus matices. Así que aunque te sientas tentado a crear a alguien perfecto, te aseguro que esa fórmula ya la intentaron muchos antes que tú. Por lo general, han fracasado.

Créales razones para hacer lo que hacen o ser como son. Dales porqués. Explica por qué son misteriosos, tímidos, por qué no les gusta acercarse a la gente, por qué son malvados o irracionales… etcétera. Un personaje sin razones a menudo va dando tumbos por toda la historia sin concretar en nada. Pues bien, sumerge todas esas razones que tiene para matar a alguien, o para odiar a alguien en su personalidad. En resumen, crea personajes coherentes: nunca lo hagas hacer nada que él nunca haría.

Nadie nace nunca con el cabello púrpura. Ni con los ojos amarillos. Así que a menos de que tengas razones para hacerlo, intenta darles colores normales de cabello, de ojos, de piel… Por ejemplo, si creas un mundo aparte, donde el negro es el color más raro del cabello y el verde el más común, pues eso, dale a tu protagónico cabello verde y perfecto. Pero si tu protagonista, hombre o mujer, nació en Nueva York con el cabello verde, algo raro pasa ahí. A menos de que seas Isabel Allende, no lo hagas.

Así que ya que te di tres consejos un poco obvios, pero que algunos son capaces de pasar de largo, puedes ir corriendo a crear a los protagonistas de tu obra maestra. Ah, y no olvides: las chicas no se muerden el labio cada diez segundos.

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